Los secuestrantes de los ácidos biliares son una serie de resinas que son usadas para unificar algunos componentes de la bilis en el tracto gastrointestinal.
La colestiramina y el colestipol son resinas insolubles que al fijarse a los ácidos biliares en el tracto gastrointestinal contribuyen a que disminuya su circulación enterohepática.
Colestiramina y colestipol, principales secuestrantes de los ácidos biliares
Secundariamente a esta disminución en la absorción de los ácidos biliares, se produce un aumento de su producción a nivel hepático a expensas de un aumento del consumo del colesterol y, a su vez, se estimula la síntesis y expresión de los receptores de la LDL.
El resultado es una reducción de la concentración plasmática de LDL-C. El uso de las resinas estarán recomendadas en las hipercolesterolemias aisladas, ya que se ha visto que aumentan las tasas de VLDL en pacientes con niveles de triglicéridos “borderline” o elevados. Su uso en pacientes diabéticos se realizará con reservas.
Las resinas de los ácidos biliares no se absorben en el tracto gastrointestinal, por lo tanto los efectos sistémicos son raros. Sin embargo, los efectos indeseables a nivel del tracto gastrointestinal y principalmente en los pacientes diabéticos con enteropatía autonómica son frecuentes.
Se reduce la aparición de efectos secundarios si se comienza el tratamiento con dosis baja, una ingesta aumentada de fibra y la indicación de un laxante suave. Las resinas secuestrantes de los ácidos biliares interfieren también la absorción de medicamentos como los digitálicos, beta bloqueantes, diuréticos tiazídicos, warfarina y 1-tiroxina.
Se evitarán problemas con la absorción de estos medicamentos, si su toma se lleva a cabo 1 hora antes o 3 horas después de la toma de la resina. En pacientes diabéticos, la alteración en la absorción de medicamentos por las resinas, puede ser un inconveniente ya que habitualmente estos pacientes están politratados.