Se debe tratar al diabético como a cualquier enfermo crónico

Hay, a nuestro juicio, algunas notas distintivas en el enfermo crónico y diabético, que permiten orientar la respuesta.

  • La diabetes hace irrupción y acompaña como sombra, aun organismo que sigue, en apariencia y por mucho tiempo, en salud.
  • Simultánea y paradojalmente, la diabetes agrava o adelanta situaciones que se presentan, por lo general en no diabéticos, con caracteres normales. Esto se observa con más claridad en los diabéticos que inician su enfermedad antes de la edad de 45 años.

 

¿Tiene el diabético alguna característica que lo particularice, o se le debe tratar como a cualquier enfermo crónico?

En la diabetes puberal, la labilidad glucémica, las limitaciones, las hipoglucemias complican la ya tormentosa evolución de un adolescente.

En la diabética embarazada, la multiplicación de abortos espontáneos, el aumento de la mortalidad perinatal, la toxemia, los sacrificios que impone el tratamiento actúan como factores traumatizantes y renuevan la angustia ante cada nuevo embarazo.

En muchos diabéticos de treinta a cuarenta años, una retinopatía o una glomeruloesclerosis imprimen un dramatismo que repercute intensamente en su vida.

Hay dos formas distintas de reacción, que actúan con intensidad diversa y en momentos diferentes, en cada enfermo. Una sensación de incredulidad, que se traduce en una desobediencia ante medidas terapéuticas que consideran exageradas, o, por lo contrario, un sentido de impacto, también exagerado, que puede determinar actitudes sorpresivas de conducta y tener repercusiones neuróticas o psicóticas.

-Un tercer factor de impacto es el carácter netamente limitador que tiene la terapéutica de la diabetes: sentido cuantitativo de la dieta, con las restricciones que ello implica; inyección diaria de insulina; investigaciones frecuentes en orina y sangre. Además, el médico agrega, a veces, restricciones arbitrarias que impiden al diabético su realización profesional, deportiva, cultural, etcétera.

Los factores enunciados hacen que, en mayor o menor grado, la diabetes repercuta en estos enfermos como:

  • Factor de sorpresa.
  • Fuente de problemas.
  • Elemento de angustia.

A la pregunta inicial de si al diabético debe considerárselo como a cualquier enfermo crónico, o por lo contrario, encasillarlo dentro de una categoría especial, no se puede responder sino agrupándolo en dos núcleos diferentes.

  • Grupo crítico: Niños, adolescentes y jóvenes diabéticos, diabéticas embarazadas y diabéticos juveniles portadores de una microangiopatía avanzada.
  • Grupo semejante a cualquier enfermedad crónica: Convencionalmente se puede ubicar en él a los diabéticos cuya enfermedad se inicia después de los cuarenta y cinco años. En este grupo, el centro de gravedad está constituido por la vasculopatía o cualquier otro problema gerontológico, y debe resolvérselo dentro de las grandes líneas de la terapéutica geriátrica.