El riñón está constituido por unas unidades funcionales que reciben el nombre de nefrones. Cada nefrón, a su vez, está formado por unos abultamientos o glomérulos que poseen una cápsula que desemboca en el tubo urinífero. En el interior del glomérulo existe una arteriola que se apelotona dentro de él para después prolongarse con un pequeño vaso que irriga la parte del tubo urinífero.
Cada riñón contiene varios centenares de miles de glomérulos. En el glomérulo es donde tiene lugar el paso de los productos de desecho de la sangre, que, junto con agua de dilución, originan la orina.
Las lesiones del riñón podemos dividirlas en tres grandes grupos según el asiento de las mismas:
- A la inflamación de los glomérulos se le da el nombre de glomerulonefritis o simplemente nefritis.
- Si la lesión se localiza en los tubos uriníferos se le da el nombre de tubulonefritis o simplemente nefrosis, pues más que de una inflamación se trata de un proceso degenerativo (en medicina, así como el sufijo itis significa inflamación, el sufijo osis supone degeneración).
- Otro grupo está constituido por alteraciones degenerativas de los vasos del riñón que reciben el nombre de arterioesclerosis de los vasos del riñón o simplemente esclerosis renales.
Tratamiento de la nefritis aguda.
Las nefritis son catalogadas como agudas, subagudas o crónicas. Las primeras las subdividiremos en dos variedades:
- a) cuando afectan a casi todos ios glomérulos de ambos riñones y por ello se la denomina nefritis aguda difusa.
- b) o si la inflamación afecta solamente a unos cuantos glomérulos y entonces recibe el nombre de nefritis en focos.
Consecuencias clínicas de la nefritis.
Como se comprende, las repercusiones sobre el organismo variarán según cuál sea el tipo de lesiones existente.
Así como las nefrosis se caracterizan por gran cantidad de albúmina en la orina y grandes edemas, en las nefritis el hecho fundamental es la presencia de sangre en la orina, mientras que en las esclerosis renales lo importante es el aumento de la presión arterial.
Esto en cuanto a los síntomas fundamentales, ya que a éstos se suman una serie de síntomas que completan el diagnóstico.
Por otro lado, es lógico suponer que tampoco la sintomatología será igual si la nefritis afecta a todos los glomérulos (difusa) o a una parte de ellos (en focos). En el primer caso, el único que estudiamos, sus rasgos esenciales son que aparece después de ciertas infecciones que aparte de la presencia de sangre en la orina, que es el rasgo esencial, presenta también hipertensión y que su evolución conduce generalmente a la insuficiencia del riñón.
En cambio, en las nefritis en focos, que aparecen durante las infecciones —y no después de ellas—, ademas de la presencia de sangre en la orina presentan ausencia de hinchazón en las piernas, es decir, de edemas; no aumenta la presión arterial y muchas veces acusan la presencia de bacterias en la orina. Su evolución, por tanto, raramente conduce a la insuficiencia del riñón, siendo, pues, recuperables con facilidad.
Causas de la nefritis
Un 80 % de las nefritis agudas difusas aparecen al cabo de unos días de haber padecido anginas y en el 20 % restante se producen después de una pulmonía, una escarlatina, apendicitis, tuberculosis o tifoidea.
Nefritis tratamiento.
El tratamiento de las nefritis agudas se apoyará en los datos siguientes:
- El reposo absoluto es fundamental, debiendo encamar al enfermo durante toda la enfermedad, no permitiéndole levantarse hasta dos o tres meses después de haber desaparecido los edemas, la sangre en la orina, y especialmente el exceso de presión arterial.
- Su cama deberá ser calentada con bolsas de agua caliente, caloríficos o mantas eléctricas, buscando que el organismo esté caliente, pero sin que se produzca sudoración. Es útil también la aplicación de calor en los riñones.
- La alimentación es muy importante: los primeros dos o tres días se suspenderá ésta absolutamente, dándosele a beber una cantidad de líquido igual a la cantidad de orina que eliminó el día anterior. El agua la tomará ligeramente azucarada o bicarbonatada, no debiendo dársele ni más ni menos líquido, porque ello incrementaría el trabajo del riñón. Si los síntomas van desapareciendo, más adelante se le permitirá una alimentación rica en féculas y frutas, excluyendo la sal y las grasas. Las proteínas deberán darse en pequeña cantidad. El régimen a base de leche que antes se recomendaba a estos pacientes ha de prohibirse, puesto que la leche es rica en proteínas, grasas y líquidos, lo cual es perjudicial para el nefrítico.
- En cuanto a los medicamentos, se administrarán antibióticos, antiespasmódicos, vitamina C y se combatirá la hipertensión arterial. Los diuréticos (clorotiazida) sólo están indicados en los casos con gran edema y en la congestión pulmonar.