Muermo

Es una enfermedad producida por el «bacillus mallei», pro­pia de ios caballos y que circunstancislmente puede transmitir­se a los que por su profesión tratan con ellos: palafreneros, cocheros, tratantes, veterinarios, soldados.

La transmisión de animal a animal se efectúa por el fo­rraje, la paja, los arneses, por las esponjas y por los manos de los individuos que los cuidan.

En el hombre el contagio se efectúa generalmente por he­ridas o rasguños en las manos, al tocar las secreciones que ex­pulsa el animal enfermo por la nariz.

Se trata de una afección muy rara actualmente, dado el mejoramiento de las condiciones sanitarias del ganado.

El muermo humano presenta dos formas características:

El típico muermo ataca sobre todo al aparato respiratorio, donde además de producir una infección nasal, con elimina­ción de pus, determina una bronconeumonía, casi siempre de trágico fin.

El lamparón es una forma clínica más benigna, que se lo­caliza en la piel, donde se producen unos nodulos de los que sale un líquido comparado al aceite de lámpara (de ahí el nombre).

La prevención consiste en sacrificar los animales enfermos, aislar a los demás, desinfección, preferible por medio del fue­go que con antiséptico, de las cuadras, pajas y arneses.

Las lesiones de las mucosas se beneficiarán con los trata­mientos locales: lavados con soluciones antisépticas, especial­mente con ácido bórico o soluciones de permanganato potá­sico. Las sulfamidas y la penicilina parece que actúan benefi­ciosamente.