Los niños suelen ser afectados con frecuencia por convulsiones similares a las tetánicas. Tenemos que añadir que cesan si se trata oportunamente la causa que las produce.
Causas de las convulsiones infantiles.
- Primero: Convulsiones de carácter tetánico son corrientes en los niños de menos de dos años. Suelen deberse a un aumento de la excitabilidad del sistema nervioso y muscular. Consecuencia, casi siempre, de una tendencia raquítica. O sea a una disminución del calcio sanguíneo. A dicho estado se le denomina espasmofilia. Resulta de fácil solución. Pues basta la administración, al afectado, de preparados de calcio y vitamina D.
- Diversas alteraciones del aparato digestivo pueden producir convulsiones en los pequeños. Probablemente son de causa tóxica refleja. De este modo se explicaría cómo los gusanos intestinales, diversas indigestiones y diarreas pueden provocar convulsiones.
- Diversas enfermedades infecciosas ocasionan en sus comienzos convulsiones equivalentes a los escalofríos que se presentan en las personas adultas. Así, pues, ellas se observan en casi todas las enfermedades infecciosas que van acompañadas de elevación importante de temperatura como las: anginas, otitis, sarampión, escarlatina. En casi todas estas dolencias suele haber una disminución del calcio sanguíneo. En la tos ferina grave pueden producirse convulsiones de carácter epiléptico, que son anunciadoras de más gravedad en el paciente.
- Diversas enfermedades del sistema nervioso aparecen destacadas por convulsiones debidas a irritación directa de los centros nerviosos: meningitis, poliomielitis aguda, encefalitis.
La epilepsia verdadera puede iniciarse —en algunos casos— durante la infancia, si bien con frecuencia se manifiesta en forma atípica: una forma de éstas suele manifestarse en las niñas y consiste en la suspensión, durante algunos segundos, de las funciones psíquicas, con palidez de la cara, sin caída, o con temblor en las piernas o rápidos parpadeos. Son accidentes leves pero muy reiterantes y muy resistentes al tratamiento. Suelen curarse al llegar a la pubertad. - Quinto: Por aumento de acidez en la sangre pueden producirse convulsiones que recuerdan rigurosamente las de la epilepsia. Esto suele ocurrir en la insuficiencia del hígado que en el niño provoca, además de vómitos, convulsiones. También en la acidosis diabética, que se acompaña de gran eliminación de acetona y ácidos por la orina previa invasión de la sangre, aparecen en muchos casos convulsiones.
Tratamiento de las convulsiones infantiles.
Durante la crisis convulsiva la familia se alarmará inmediatamente, por lo que el facultativo suele ser avisado de urgencia. Mientras tanto, podrán tomarse en consideración algunas medidas: el niño deberá ser puesto en una cama espaciosa y vigilado para que no pueda hacerse daño. La habitación será mantenida en semiobscuridad. Las prendas de vestir serán aflojadas en el cuello y cintura. Se evitarán las mordeduras de la lengua colocando entre los dientes una cucharita de madera o simplemente un trocito de madera. Un baño tibio a 36° resulta muy eficiente durante 5 a 15 minutos para calmar estas convulsiones infantiles, teniendo precaución de no quemar al niño. La cama del paciente será previamente calentada. Si la temperatura es elevada se pondrán envolturas frías en la cabeza.
El médico posee una serie de recursos que empleará inicialmente:
- Primero:Una lavativa de limpieza con agua ligeramente salada.
- Segundo: Administración de un anestésico del tipo del éter, o mejor la inyección de una substancia sedante.
- Tercero: El sulfato de magnesia intramuscular resulta muy eficaz.
- Cuarto: Administración de calcio, vitamina D y hormona paratiroidea.
Prácticamente lo que es más importante es el tratamiento a que deberá someterse el enfermo después de pasado el ataque convulsivo. El médico estudiará concienzudamente el “caso de cada paciente” para clasificarlo según el origen de las convulsiones y establecer después el tratamiento que sea más beneficioso.