Tratamiento de la faringitis

Es la inflamación de la faringe. Dicha región está limitada por delante por las fosas nasales y la boca en la parte superior, y la laringe en su parte inferior, y por debajo se comunica directamente con el esófago, que la continúa.

En su limite con ta boca, se hallan las glándulas: las amígdalas, cuyas enferme­dades hemos descrito, y en su parte superior otra glándula: la amígdala faríngea de Luschka

Faringitis agudas.

Las causas que provocan las farin­gitis agudas son especialmente los enfriamientos. También, las irritaciones por líquidos demasiado calientes o fríos, o como síntoma en muchas enfermedades infecciosas. Todas las amig­dalitis pueden ir acompañadas de faringitis.

Los trastornos son casi siempre locales: con dolor al tragar, tos, enrojecimiento de! fondo de la garganta, extendiéndose fá­cilmente la inflamación a la laringe, lo que da lugar a afonía y ronquera, o al conducto auditivo, con peligro de producir una sordera temporal.

El tratamiento es el mismo que el indicado para el resfria­do común. Aplicación de compresas empapadas con agua de hielo, en el cuello, o también con agua caliente. Las inhalacio­nes y las pincelaciones de la garganta con glicerina yodada acostumbran ser útiles.

Faringitis crónicas.

Sus causas pueden ser muy numerosas. Ante todo, el exceso de tabaco y alcohol. La utili­zación excesiva de la voz (gritar desmesuradamente, conversa­ciones prolongadas, discursos). La repetición de faringitis agu­das acostumbra provocar la faringitis crónica. Las infecciones y obstrucciones de la nariz, al producir una respiración bucal, puede determinar dicho tipo de faringitis.

Los síntomas sen: molestias en la garganta, modificaciones en la tonalidad de la voz, frecuente tos irritativa, enroiecimiento de la garganta, y predisposición a !a secreción mucosa abun­dante, con tendencia a eliminar esputos, que a veces están te­ñidos de sangre.

Tratamiento de la faringitis

El tratamiento consistirá en eliminar las posibles causas irritantes. Mejorar las condiciones respiratorias, ambientales. Deben tenerse en cuenta las irritaciones por polvos profesiona­les y, localmente, proceder a gargarismos con agua bicarbonatada caliente. Los chicles de penicilina. Las pincelaciones con una solución yodo-yodurada, o de nitrato de plata al dos por ciento.