Tos ferina (coqueluche)

Causas de la Tos ferina (coqueluche).

Enfermedad producida por un virus, el «Haemophilus pertussis», bacilo de Bordet-Gengou. Predomina en invierno y en primavera. Afecta preferentemente a los niños menores de seis años, aunque en ninguna edad se puede estar inmune. Los niños neurópatas son los más predispuestos.

Transmisión.

Frecuentemente la tos ferina se transmite de modo directo por las gotitas de saliva del enfermo al toser, pues son sumamente contagiosas.

Cuadro clínico.

Después de una incubación de siete a catorce días, se inicia un período catarral con molestias generales, tos seca y pertinaz, síntomas de bronquitis, y fiebre ligera. A veces también presenta alguna alteración de tipo digestivo.

En el período de estado la fiebre casi no existe / destaca sobre todo un síntoma: la tos, que se produce en forma de crisis (quintas de tos). Los golpes de tos se repiten varias veces. La cara se congestiona hasta que estas crisis terminan con una inspiración prolongada, estridente y silbante, que se compara al ruido del canto del gallo. A veces los golpes de tos van acompañados de vómitos. Dichas crisis pueden repetirse hasta treinta y cuarenta veces en veinticuatro horas, siendo más frecuentes por la noche.
El análisis de sangre del tosferinoso demuestra un aumento importante de linfocitos.

Complicaciones.

Puede dar lugar a colapso pulmonar, enfisema, bronquitis capilar y bronconeumonía. En algunos casos produce convulsiones.

Prevención.

La vacuna antitosferina resulta muy eficiente para proteger a los niños.

Tratamiento de la Tos ferina (coqueluche).

Por tratarse de una enfermedad producida por un virus, no disponemos, en la actualidad, de ningún medicamento específico y decisivo.

De todos modos, la combinación de isoniazida y prednisona o de isoniazida y cloramfenicol, resuelve esta enfermedad, sobre todo si se han utilizado al final del período catarral o muy al comienzo de las quintas de tos. Más tarde los resultados son menos brillantes.

En 1959 se resucitó la importancia de los vuelos de altura para la curación de esta enfermedad: la «dosis de una hora, a tres mil metros de altura» dio resultados favorables, que no pueden atribuirse exclusivamente a la mera sugestión.