Causas de Tifus exantemático.
Enfermedad producida por un germen de características intermedias entre los virus filtrables y las bacterias: el «rickettsia prowazeki», llamado de esta manera en memoria de los sabios Ricketts y Prowazeki, que sucumbieron en el curso de sus investigaciones sobre esta dolencia.
Transmisión.
La enfermedad es transmitida del enfermo al sano por los piojos, lo mismo los de la ropa que los de la cabeza, los cuales, después de una semana de haber chupado la sangre de un enfermo, se vuelven contagiosos hasta que mueren un mes y medio más tarde.
La entrada del germen se efectúa a través de la piel por el pequeño orificio abierto por el piojo al picar, en el cual quedan depositadas sus deyecciones.
Es posible también la transmisión por vía respiratoria al remover ropas de individuos enfermos y volatizarse las deyecciones de los piojos.
Cuadro clínico.
Después de catorce días de la picadura infecciosa comienza la enfermedad bruscamente, con los síntomas de gravedad siguientes: fiebre elevada, escalofríos intensos y dolor en todo el cuerpo, parecidos a los de la gripe.
Hacia el cuarto día brota una erupción en la piel del tronco y de las extremidades, que está formada por pequeñas manchas que, a diferencia del tifus, son hemorrégicas (exantema), lo cual se comprueba porque al apretarlas no palidecen.
Además, el estado general se afecta pronto con alteración mental (estupor), tendencia al sueño y posteriormente aparición de delirio.
En conjunto, la enfermedad suele durar unos catorce días, y el enfermo, en los casos en que no es tratado rápidamente, muere tras sufrir una gran excitación.
Es una enfermedad gravísima, tanto como la fiebre amarilla.
Prevención.
La prevención se basará en la lucha contra el piojo: D.D.T., limpieza, y medidas extremas de higiene en los sospechosos, quienes deberán ser despiojados y bañados cuidadosamente.
El recurso más positivo es la vacunación preventiva.
Tratamiento del Tifus exantemático.
Los tratamientos más provechosos que posee el médico son: la aureomicira, la terramicina, la tetraciclina y el doramfenicol, cuyas dosis deberán ser inicialmente altas. Colaborando, puede administrarse suero de convaleciente. V, para combatir la fiebre, piramidón, o atebrina, y calcio.
La alimentación deberá ser nutritiva y variada, añadiendo inyecciones intravenosas de vitamina C, a grandes dosis.
Deberá cuidarse atentamente la tonificación cardíaca.