Causas de tétanos.
Enfermedad producida por el bacilo tetánico de Nicolaiev, de forma alargada, con un abultamiento en su extremo, que le asemeja a los palillos de tambor. Este bacilo tiene alrededor de su cuerpo una serie de filamentos, hasta el número de 40, que le permiten moverse. Pero la enfermedad tetánica, más que al bacilo, se debe a las toxinas que aquél produce, las cuales tienen una especial afinidad por el sistema nervioso.
Transmisión.
Los bacilos viven habitualmente en el intestino de los caballos, perros, ganado vacuno y herbívoros sin que produzca enfermedad en ellos. Pero las deyecciones de los mencionados animales contaminan las tierras, propagando entonces el contagio que resulta tan perjudical a los seres humanos, pues las heridas sucias contaminadas con tierra que haya podido albergar estiércol de aquellos animales, puede provocar la enfermedad.
Recordemos que no es indispensable que la herida sea visible, puesto que puede ser tan pequeña que no se vea o que haya curado cuando comienza la afección. De lo explicado queda patente que apenas una persona sufre una herida en el campo, en ta calle, en corrales y en cualquier lugar que pueda haber excrementos de los animales que hemos citado, sea inmediatamente visitada y tratada por el médico y éste dicta-minarci si conviene su inmediata vacunación, y el oportuno tratamiento a seguir.
Cuadro clínico.
Generalmente, después de quince dias de haber sufrido la herida contagiante. Y a veces, al cabo de muchos años, comienza la enfermedad, que se manifiesta con síntomas indefinidos de inquietud, malestar, fiebre y dolor de cabeza. Llaman la atención dos síntomas precoces que son : la aparición de sacudidas musculares dolorosas en la herida, y la abundante sudoración del cuerpo.
Una vez declarado el tétanos, los síntomas son muy típicos: casi todos los músculos del cuerpo se vuelven rígidos, afectándose sucesivamente los músculos masticatorios, lo que dificulta la masticación y el habla (trismus). Posteriormente, quedan atacados los músculos de las mejillas (risorios), lo cual imprime a la cara del enfermo un aspecto de risa sardónica. Quedan afectados, después, los músculos de la faringe, con dificultad para tragar; los del cuello y del tronco provocan desviaciones características en el cuerpo.
Además del referido estado de contracción muscular permanente, se producen de vez en cuando, y frente a estímulos mínimos (pequeños movimientos de la cama, corrientes de aire o ruidos), convulsiones o sacudidas bruscas, convulsiones tetánicas muy típicas.
Pronóstico.
Es una enfermedad gravísima que puede conducir a la muerte rápidamente, si no se la trata con rapidez y del modo adecuado.
Prevención.
Hoy día poseemos unos medios preventivos sumamente eficaces que han disminuido mucho la frecuencia de la trágica enfermedad. Nos referimos al suero y a la vacuna antitetánica.
Ante toda herida sospechosa de haber sido contagiada será preciso administrar «suero antitetánico» que protege inmediatamente, en pocas horas, frente a la enfermedad. Sin embargo, la repetición de heridas, y por lo tanto la repetición en la administración de suero preventivo (cuyos efectos sólo duran de ocho a diez días) entraña el peligro de reacciones al suero y el peligro también de la ineficacia de éste en inyecciones sucesivas. Por ello es recomendable la «vacunación antitetánica» sistemática, sobre todo de aquellos que por su profesión (labradores, pastores) o por sus características individualidades (niños díscolos) están más predispuestos a las heridas sucias. La vacuna es de extraordinaria eficacia, ya que protege frente a la enfermedad por un período de hasta cinco años. El único inconveniente es que la protección que confiere no se desarrolla hasta terminada su administración que se realiza con una separación de tres semanas entre !a primera y segunda inyección, y de seis meses entre la segunda y tercera.
Tratamiento del tétanos.
La mitad de los tetánicos mueren si no se comienza precozmente el tratamiento. Éste se basa en reposo, silencio y obscuridad, y en la administración de suero antitetànico a grandes dosis por todas las vías (sanguínea, raquídea, intramuscular).
De gran eficacia en el tratamiento del tetánico es la combinación de la respiración artificial con la traqueotomía, la curarización y, si hay fiebre muy alta, la invernación. Recordemos que en los tetánicos que no les fue administrado suero o vacuna, se ha de completar el tratamiento con la extirpación de los tejidos de la herida causante de la enfermedad.
Para prevenir las complicaciones, se añadirá la administración de penicilina, estreptomicina y terramicina.