Rabia (hidrofobia)

Causas y transmisión de la rabia

Enfermedad aguda, debida a un virus desconocido, que, sin el tratamiento adecuado, conduce fatalmente a la muerte y que tiende a localizarse en los centros nerviosos.

Es transmitida al hombre por el contacto con la saliva de animales hidrófobos, siendo los más predispuestos los perros, gatos, cerdos, cabras, zorras y lobos.

Después de la mordedura llevada a cabo por el animal en­fermo, el ser humano, previa una incubación que varía entre 30 y 50 días, comienza a pasar una «fase melancólica» en la que predominan las alteraciones del carácter: mal humor, depresión y tendencia al aislamiento, con crisis de agitación y miedo. Se añaden, además, las molestias intensas que sufre al tragar, hablar y respirar.

Sintomas

Después de un par de días, sucede la «fase de excitación», que se caracteriza por ataques de irritabilidad, expresión de terror; es entonces cuando se producen los violentos espasmos de la laringe que se desencadenan al beber agua o simple­mente al verla, o incluso por el solo hecho de mencionarla (hidrofobia). Pero, además, se producen contracciones y con­vulsiones de las extremidades y músculos del tronco con gra­ves ataques furiosos, acompañados de intensos sufrimientos (rabia furiosa).

Transcurridos tres o cuatro dias, se llega a la «fase de pa­rálisis», que puede presentar diversos matices: una forma ascendente y otra con parálisis de ambas extremidades inferiores. En el plazo de pocas horas, todos los músculos se paralizan, el enfermo pierde el conocimiento y la muerte so­breviene. En conjunto, la enfermedad, si no es tratada a tiempo, suele durar de cuatro a cinco días, tras el período de incuba­ción que duró unos cincuenta días, como dijimos.

La prevención de esta enfermedad se basa en todas aquellas medidas encaminadas a controlar la población canina, sobre todo: cuidar de la matrícula de los perros, captura de los que vagan sueltos, prohibición de circular sin bozal, vacunación anual obligatoria de perros y gatos.

Tratamiento

El tratamiento fundamental consiste en la aplicación del suero antirrábico, que deberá administrarse en todos aquellos casos de mordedura por perro o gato cuya procedencia se ig­nore. Si se trata de una mordedura causada por un animal conocido y vacunado, se le pondrá bajo control y vigilancia del veterinario en los días sucesivos, para, caso de presentar alte­raciones, proceder rápidamente a la vacunación del paciente.

Además del suero antirrábico, será preciso tratar la herida por mordedura rápidamente, colocando un garrotillo por enci­ma de la lesión, favoreciendo la salida de sangre de la misma, y cauterizándola con ácido nítrico fumante.